lunes, 3 de agosto de 2009

MAYOR ACTUACIÓN FRENTE A LOS PIROMANOS

Cada verano vemos la misma imagen, cómo lenguas de fuego arrasan miles de
hectáreas de zonas verdes, en su mayoría, de forma intencionada.


Estos días hemos podido leer, en diferentes medios, que sólo diez personas están
encarceladas por provocar incendios forestales, según Instituciones Penitenciarias. Lo
que merece una reflexión por parte de las instituciones españolas, autonómicas y
locales, y de quienes defendemos nuestros campos y bosques.
Estamos acostumbrados a oír cada año las mismas campañas publicitarias, de forma
reiterativa, sobre la declaración de la renta, el metro de Madrid, las rebajas en
grandes almacenes, o los lemas electorales,…, pero apenas se insiste
“machaconamente” –año tras año- en el peligro que suponen los incendios, hasta que
no suceden los primeros.
Es entonces, a partir de los primeros sucesos, cuando se pide prevención a la población, pero ya es tarde. La desolación por lo perdido, bosques, casas y/o seres queridos, es irreparable.
Posiblemente, algunos de los dirigentes opinan que los bosques no son un bien
material importante para la economía, no reportan beneficios a corto plazo, ni liquidez
a sus cuentas y en vista de ello, la defensa del bosque sea mínima.
El futuro del planeta en el que vivimos está en su conservación, en el compromiso
desde “ya” por mantenerlo y cuidarlo, algo que parecen olvidar muchos de esos, que
sin “motivo aparente”, se lanzan a convertir los bosques en negras cenizas.
Es lamentable que se quemen árboles centenarios o grandes pinares que nos ayudan a
limpiar el aire, sin impunidad.
Si se castiga por fumar donde no está permitido, porqué no se sanciona por quemar el campo.
Es delito sí, pero el castigo es de risa.
Los detenidos quedan en libertad, mayoritariamente, y no es habitual que se dicten condenas elevadas de prisión por este tipo de delitos.
El Código Penal contempla hasta 20 años de prisión, cuando el incendio conlleva riesgos para la vida de las personas.
Como ciudadanos debemos pedir una mayor actuación fiscal y penal contra quienes provocan los incendios y exigir que se apliquen políticas de prevención en invierno.
La limpieza de los matorrales contribuye a que, en los meses de alto riesgo, las llamas
no se propaguen a gran velocidad.
Esto es, preparemos los bosques en invierno para que crezcan en verano.
En España, los incendios forestales son uno de los mayores problemas ecológicos de
sufren nuestros montes, como anuncia Greenpeace en sus informes. Estamos ante un
grave problema ambiental para nuestro país.

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